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Como me inspiras.

Imagen fantástica de una chica en actitud inspirada difuminada sobre un fondo de un cielo nuboso con la luna en el cenit.


Bueno, en lo particular, a mí me inspiras de una forma particular…

Tu encanto me inspira a dar gracias al Excelso por ser el creador de una primorosa e inteligente criatura,
si fuera un griego antiguo, diría que fuiste imaginada por los dioses
y que Venus te hizo carne con su esencia y su gracia.

A  la vida de doy gracias por haberme permitido cruzarme en tu camino,
aunque no creo en el destino porque nada es casual.

Forastero en el tiempo. Parte II - Final

Imagen de la pintura de Juan Lovera titulada 19 de abril de 1810
Imagen: Juan Lovera - El tumulto del 19 de abril de 1810

(Protocolo 181-0) Parte II (Final)

Era miércoles santo, así que la Catedral estaba llena de feligreses. Antonio después de entrar y dar un vistazo general, se colocó en el pasillo de la nave izquierda y aguardó a que terminaran los oficios.   Una vez culminada la ceremonia, los asistentes empezaron a abandonar el templo poco a poco llenando el ambiente de murmullos apagados. El forastero aprovechó para abordar al sacristán y preguntarle por el presbítero José Cortés de Madariaga, pero el joven le informó que tenía días sin verle porque probablemente se encontraba de viaje pero le aseguró que para las festividades de mañana jueves santo si estaría presente. Antonio se preocupó más y empezó a temer lo peor en relación al sacerdote. Se le ocurrió algo, así que mientras disimulaba se escurrió entre la gente y se dirigió a una de las entradas laterales del pasillo. Una vez dentro, tomó una de las velas de un gran candelabro que lo iluminaba y sacó el escáner, lo miró y decidió avanzar hasta el fondo del pasillo donde había una puerta la cual estaba abierta.  Al penetrar se encontró en una sala con dos puertas. Revisó el escáner y notó algo extraño detrás de la puerta derecha, así que se dirigió a ella y la abrió. La puerta daba a unas escaleras que conducían a las catacumbas. El escáner mostraba algo… esos hipogeos sepulcros eran la morada final de los sacerdotes que hacían vida en la catedral, pero de acuerdo a las datas de las muertes registradas, el equipo indicaba algo que no concordaba. Antonio bajó con cuidado los escalones tallados en piedra y se dirigió a una de las tumbas cuya lectura se leía errática ya que debería estar vacía. Se las apañó graduando su arma para debilitar la estructura molecular de la lápida que tapaba la fosa y luego, con un fuerte puñetazo, terminó de romperla.

Forastero en el tiempo. Parte I

Imagen futurista, de un relog de manecillas grande sale un rayo que destruye una máquina y al otro lado una persona camina por un vórtice con una luz al final.


(Protocolo 181-0) Parte I

18/04/1810

Era un poco pasada las once de la mañana del 18 de abril de 1.810, el día apretaba caluroso y con poca brisa. A pesar de ser tiempos agitados, una tensa calma cubría el ambiente.

El agente Antonio Marques sudaba de manera copiosa. Tembloroso aún, permanecía agachado, casi que agazapado mientras sus sentidos se reponían; ya al menos veía formas aunque un poco borrosas.  Con mano temblorosa buscó en el bolsillo de su cinturón la ampolla de Energive para luego beberla con apuro.  La medicina no tardó en hacer efecto y Antonio sintió que el alma le volvía al cuerpo. «¡Malditos viajes!», susurró y revisando a su alrededor, se levantó para correr tras una vereda donde podía ocultarse mejor de cualquier mirada indiscreta. Sin perder tiempo, se quitó su ropas y calzado así como el cinturón de Guardián lo más rápido que pudo y de su mochila de campaña sacó unas ropas antiguas: un pantalón ancho, al parecer de mezclilla, una camisa de algodón con pechera y colados en las mangas, un saco del mismo color del pantalón ajustado al cinto, medias, un lazo y unas botas marrones con la caña celosamente elaborada. Con movimientos hábiles se colocó todo aquello al tiempo que guardaba lo que se había quitado en la misma mochila excepto su arma, la cual ocultó entre sus nuevas ropas. Después de completar su fachada, sacó el transmisor vectorial y marcó las coordenadas de localización.